14.10.11

PHILIPPINE BBQ

¡Bien, hoy miércoles fiesta! Quería aprovechar el día para hacer cosillas del cole y estudiar y no he hecho nada... ¡bien también! (...)

Hoy por fin vais a poder quién fue mi familia de acogida en mi mes que pasé en Toronto. Como bien os dije en su momento, me tocó una familia filipina de lo más simpática a la que cogí muchíiiiisimo cariño. Su inglés era súper gracioso, bueno, más bien la pronuntiation. En esto de acoger estudiantes estaban hechos todo unos expertos; ¡en cosa de diez años ya habían acogido a más de quinientos estudiantes! ¿No es una pasada? Sabían y tenían para todos. La familia la formaban el padre Miguelito, la madre Reylinda (Linda, en plan confis) y la abuela Concepción (adoraaaaaaaaaaaable ). De la comida que me daban no me podía quejar porque cada día probaba sabores diferentes (carne y arroz, everywhere) y todo lo que me ponían estaba curiosamente riquísimo.
Pero vayamos al grano. Las fotos de este día son del cumpleaños de Linda, que decidió celebrarlo con una barbacoa filipina (que al parecer en esa familia lo tenían ya como costumbre). Si no recuerdo mal, fue el domingo 16 de julio exactamente. Me acuerdo que ese día a las siete de la mañana ya se podía percibir el olor a especias y a arroz, cómo no: era la abueli Concepción, que se había despertado por la mañana muy temprano para tener todo a punto. La barbacoa empezó a eso de las cinco de la tarde y acabó sobre las diez de la noche o así. Afortunadamente, durante la súper tarde me acompañó Mikel, mi amigo con el que me apunté a este viaje y al que podéis ver en la penúltima foto (y digo afortunadamente porque de no ser por él, no me hubiese podido reír de todos los personajes que pasaron por la fiesta... jojojojo). No sé, pero yo nunca había visto a tanto filipino junto. ¡Apareció todo su árbol genealógico! Aquello era de impresión, una locura. Eso sí, al final Mikel y yo acabamos viendo la película Avatar con toda su familia despatarrados en el sofá. Vamos, todo un espectáculo. Mirad, la barbacoa en sí fue un auténtico muermazo (tanto, que la barbacoa estaba prevista que terminase a eso de las once o así y la gente para las nueve ya se estaba yendo), pero nosotros nos lo pasamos teta con lo que hacían cada uno de ellos. ¡Tienen su historia estos filipinos! Bueno, al menos ya podré decir que he estado en una barbacoa filipina alguna vez en mi vida.

PD.: En la última foto aparecen las dos brasileñas y la rusa con las que tuve que convivir parte de mi mes en Toronto. La rusa modelo de diecisiete años era un poco antisocial, todo hay que decirlo; sin embargo las brasileñas eran muy majas (bueno, yo sólo me hablaba con una porque la otra sólo sabía decir las cosas básicas en ingles como hello, bye, thanks, etc.)

1 comentario:

Eugenia G. dijo...

Me gustaba esa falda que llevabas. Que no sé si es falda o pantalón, o las dos cosas a la vez, pero es super mona; así en granate. Con lo que me gustan a mí las cosas en granate... En fin, que joder, que guay la familia en la que te quedaste durante ese mes. ¡Diez años acogiendo gente! Vaya vida más agitada y sociable. Yo no sería capaz. La rusa esa en vez de diecisiete años parece que roza los veinticinco, joder. Ah, sí: quiero el collar que llevas puesto en la última foto. Y de paso también el jersey.

P.D: Creo que nunca había visto tantas brochetas/pinchos morunos juntos como en las fotos. Madre del amor hermoso, que hambre.